Sing your Song / Belafonte canta una canción de lucha…
Título:
Sing Your Song
Música:
Rhan Rowe
Duración:
103 Minutos
Año:
2011
Decidí
asistir al visionado de Sing Your Song, dirigido por Suzanne Rostock.
Documental llevado a Sundance por HBO. Poco sabía en verdad del cantante Harry
Belafonte y me llevé una sorpresa.
En este
documental descubrí a un personaje transversal a la historia de Estados Unidos.
Belafonte
no solo es conocido por canciones como Day-O, o Jump in the line. Si no que
además es activista en la lucha contra la discriminación y protagonista de
causas humanitarias. Fue el gestor del proyecto: “We are the World”, canción
que se transmitió radialmente a la misma hora en todo el mundo para beneficiar
a cientos de niños que morían de hambre, Trabajó en luchas como el Apartheid en
Sudáfrica, Participó también en la
gestión del intercambio de estudiantes universitarios desde el continente
africano a E.E.U.U., Dato curioso que entre estos universitarios se encontraba
por cierto el padre del actual presidente norteamericano.
Compartió
causas e ideologías con Martin Luther King y Nelson Mandela. Se enamoró de
África, difundió su música y su cultura, dio a la raza negra una razón de lucha
e identidad. Fue actor de cine y participó en varias películas como también en
programas de televisión, donde fue protagonista de algunos escándalos al actuar
con actrices blancas tanto en romances como en números musicales, en una época
en donde los negros no podían siquiera viajar en los mismos buses que los
blancos.
Rostock
en la primera parte de este documental, retrata el origen de Belafonte,
intercalando su carrera musical con sus causas y con los personajes que giran
en torno a ellas. Esto lo realiza de manera muy convencional y pulcra. Con un
narrador en primera persona que es el mismo Belafonte en el momento actual,
interrumpido por algunas entrevistas actuales y de archivo. El relato es
bastante cadencioso pero a la vez logra su cometido que es transportarnos en el
tiempo hacia los momentos más complicados de la segregación racial. Pero lo
hace con una pureza única sin caer en el panfleto ni en las imágenes de
represión de alto impacto, que si bien están, son tratadas con cierta
objetividad. Esto por otro lado aleja a Rostock de una visión emocional y ubica
a Belafonte casi como a un profesor que nos enseña historia norteamericana,
acompañando el montaje con fotos, documentos de la época y una banda sonora
bastante prudente y neutra. ¿Podrá este tipo de documental llamar la atención?
Claro, expuesto de esta manera, parece que Rostock no se la juega pero hemos
logrado adquirir conocimientos sobre el personaje durante esta primera parte, y
hemos logrado vivir el proceso histórico. Y es justo en medio del documental en
que el montaje abandona las fotos en movimiento y los documentos para
concentrarse únicamente en el relato de Harry. Entonces se entiende el proceso,
todo lo narrado hace clic y desde allí en adelante el espectador tiene permiso
para comenzar a emocionarse. Por que cambia la forma de narrar, el ritmo y la
relación música- imagen. Y es aquí donde toda la gestalt que se presenta en la
primera parte comienza a concentrarse en un solo punto, el momento actual de
Belafonte que pareciese llevar el mundo de su raza a sus espaldas. Cargando con
él y reflexionando sobre a lo que ha llegado su lucha.
Al
encenderse la luz de la sala, el aplauso fue unánime, como espectadores,
aprendimos historia norteamericana, sobre la música negra, sobre la lucha
contra la segregación, compartimos con Mandela, con Luther King y conocimos a
un tremendo artista pero por sobre todo a un tremendo ser humano…¡Que gran tipo
es Belafonte!
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