martes, 19 de junio de 2012


Sing  your Song  / Belafonte canta una canción de lucha…



Título: Sing Your Song
Música: Rhan Rowe
Duración: 103 Minutos
Año: 2011

Decidí asistir al visionado de Sing Your Song, dirigido por Suzanne Rostock. Documental llevado a Sundance por HBO. Poco sabía en verdad del cantante Harry Belafonte y me llevé una sorpresa.
En este documental descubrí a un personaje transversal a la historia de Estados Unidos.

Belafonte no solo es conocido por canciones como Day-O, o Jump in the line. Si no que además es activista en la lucha contra la discriminación y protagonista de causas humanitarias. Fue el gestor del proyecto: “We are the World”, canción que se transmitió radialmente a la misma hora en todo el mundo para beneficiar a cientos de niños que morían de hambre, Trabajó en luchas como el Apartheid en Sudáfrica,  Participó también en la gestión del intercambio de estudiantes universitarios desde el continente africano a E.E.U.U., Dato curioso que entre estos universitarios se encontraba por cierto el padre del actual presidente norteamericano.

Compartió causas e ideologías con Martin Luther King y Nelson Mandela. Se enamoró de África, difundió su música y su cultura, dio a la raza negra una razón de lucha e identidad. Fue actor de cine y participó en varias películas como también en programas de televisión, donde fue protagonista de algunos escándalos al actuar con actrices blancas tanto en romances como en números musicales, en una época en donde los negros no podían siquiera viajar en los mismos buses que los blancos.

Rostock en la primera parte de este documental, retrata el origen de Belafonte, intercalando su carrera musical con sus causas y con los personajes que giran en torno a ellas. Esto lo realiza de manera muy convencional y pulcra. Con un narrador en primera persona que es el mismo Belafonte en el momento actual, interrumpido por algunas entrevistas actuales y de archivo. El relato es bastante cadencioso pero a la vez logra su cometido que es transportarnos en el tiempo hacia los momentos más complicados de la segregación racial. Pero lo hace con una pureza única sin caer en el panfleto ni en las imágenes de represión de alto impacto, que si bien están, son tratadas con cierta objetividad. Esto por otro lado aleja a Rostock de una visión emocional y ubica a Belafonte casi como a un profesor que nos enseña historia norteamericana, acompañando el montaje con fotos, documentos de la época y una banda sonora bastante prudente y neutra. ¿Podrá este tipo de documental llamar la atención? Claro, expuesto de esta manera, parece que Rostock no se la juega pero hemos logrado adquirir conocimientos sobre el personaje durante esta primera parte, y hemos logrado vivir el proceso histórico. Y es justo en medio del documental en que el montaje abandona las fotos en movimiento y los documentos para concentrarse únicamente en el relato de Harry. Entonces se entiende el proceso, todo lo narrado hace clic y desde allí en adelante el espectador tiene permiso para comenzar a emocionarse. Por que cambia la forma de narrar, el ritmo y la relación música- imagen. Y es aquí donde toda la gestalt que se presenta en la primera parte comienza a concentrarse en un solo punto, el momento actual de Belafonte que pareciese llevar el mundo de su raza a sus espaldas. Cargando con él y reflexionando sobre a lo que ha llegado su lucha.

Al encenderse la luz de la sala, el aplauso fue unánime, como espectadores, aprendimos historia norteamericana, sobre la música negra, sobre la lucha contra la segregación, compartimos con Mandela, con Luther King y conocimos a un tremendo artista pero por sobre todo a un tremendo ser humano…¡Que gran tipo es Belafonte!


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